La Federación Hípica Aragonesa manifiesta en su último comunicado a la prensa su indignación y malestar ante la reiterada desatención a la que se viene sometiendo el sector del caballo desde que comenzara el estado de alerta por la propagación del Covid-19, y en estos momentos, durante el desarrollo de las fases de la desescalada.
Ignoradas sus peticiones en la Orden Ministerial del pasado 9 de mayo, el presidente de la Federación Hípica Aragonesa, Mauricio Silva, pone la voz de alarma, asegurando que, una vez más, se sienten humillados al producirse un evidente agravio comparativo que pone en riesgo la actividad hípica, y sin duda, el bienestar de los caballos. “Desde nuestra institución poco más se puede hacer que seguir levantando la voz, para al menos, informar de lo que está sucediendo y de las consecuencias tan perjudiciales que pueden producirse, y así dejar la huella necesaria para, como poco, hacer reflexionar a quien corresponda”, lamenta.
Desde esta Federación insisten en que los caballos dan vida a un sector que engloba a un importante grupo de personas vinculadas, no sólo al propio deporte, también a la ganadería, al ocio, al turismo y a la economía. Están integrados de formas muy diversas: en la reproducción y cría de razas, en competiciones, concursos y espectáculos, en el turismo activo ecuestre, en terapias y en la formación de jóvenes y niños. Pero los ingresos con los que hasta ahora el sector contaba no existen, lo que está causando una situación muy crítica.
Explican que los caballos no entienden ni de leyes ni de este virus en particular, y los profesionales ecuestres son los responsables de cubrir todas sus necesidades: alimentarlos, cuidar su bienestar y su salud y entrenarlos durante todos los días del año.
Puesto que todo el sector cumple rigurosamente las normas pautadas por el Gobierno y las instituciones, desde la Federación Aragonesa reclaman la misma seriedad, con rigor y certezas a la hora de tomar decisiones acerca de la actividad ecuestre, a la que, aseguran “están hundiendo, por no haberse ni siquiera producido”.